LOS 90 MINUTOS DE ABADÍA

Andy Warhol dijo que en estos tiempos todos tenemos 15 minutos de gloria y fama. A pesar de su afición por el clorhidrato de cocaína, es evidente que no estaba en capacidad de predecir los efectos colaterales de su comercio: el embale puede durar mucho más.
Por lo menos eso es lo que se evidencia ahora que el pulquérrimo gobernador del Valle Juan Carlos Abadía –émulo de Su Altísima Inteligencia Reeleccionista- metió su larga mano a la licitación de noticieros de Telepacífico, gracias a la cual 90 Minutos, después de 20 años, deberá trastearse de la 1 de la tarde al precioso horario de las 10:30 de la noche. Eso sí, todo ajustado “al augusto marco de la ley”, como diría López Michelsen, capo de capos.
Abadía, hijo y heredero político de Carlos Herney Abadía –condenado a cárcel en el proceso 8.000 por recibir plata del cartel de Cali - ha hecho una carrera política que haría sonrojar al propio presidente Uribe: de la nada fue elegido gobernador gracias al apoyo del hoy detenido senador Juan Carlos Martínez, y para evitar incómodos señalamientos se ha gastado la friolera de US$ 5 millones en propaganda, incluyendo unos ridículos afiches para los juegos nacionales y el patrocinio a la feria taurina del año pasado, donde lanzó el partido ADN que después perdió su personería jurídica por tramposo. No contento con eso, se inventó una licitación para favorecer un noticiero hecho por una distribuidora de trago y el Canal C, donde el ex alcalde Mauricio Guzmán –quien también, ¡oh sorpresa!, recibió plata y pagó cana por cuenta del 8.000- maneja un “programa de opinión”. El sainete, si no fuera macabro y real, daría para una comedia negra de los hermanos Cohen. Pero como lo cantó Daniel Santos hace muchos años: “Señores esto no es cuento/esta es la pura verdad”. A esperar cuánto le dura el cuarto de hora al principito.

URIBATO HIDROCEFÁLICO

Para no pecar de anti uribista furioso, este blog quiere reconocer que el eterno régimen que nos manda tiene logros innegables: logró que los finqueros volvieran a sus fincas –aunque los pequeños campesinos han sido desplazados de las suyas-, por ejemplo; pero sin duda le ha dado temas al periodismo de lo más variopintos, lo único malo es que ha alentado el cierre de la revista Cambio, por ejemplo. Eso se llama constancia. Como la que demuestra gran parte del Uribato con el caso de los subsidios agrarios. Los beneficiarios, aparte de recibir plata regalada del gobierno, le regalan ellos una parte a la campaña de Arias y a la vez hacen mangualas debajo de la mesa para establecer ilegalmente los precios del azúcar y el alcohol carburante, tal como lo acaba de denunciar la Súper Intendencia de Industria y Comercio. Los implicados son los ingenios del Cauca, Mayagüez, Providencia, Manuelita, Riopaila, Central Castilla, Pichichí, La Cabaña, Carmelita y Risaralda. Qué belleza de empresarios. Qué decencia de dirigentes. No les basta estar gordos e hinchados, sino que ahora ostentan una hidrocefalia del tamaño de la ambición de Santos.

PRODUCTO DE EXPORTACIÓN INTERNA

Es seguro que si a cualquier vecino de barrio se le pregunta sobre lo que identifica al Valle del Cauca y a Cali responderá que la salsa, el chontaduro, los paupérrimos Deportivo Cali y el América, y otros cuantos lugares comunes más (aunque, ¿habrá más?). Pero eso ha ido cambiando imperceptiblemente. Gracias a nuestra excelente clase política ya somos conocidos por otras cosas en el resto del país: personajes como Roy Barreras, que ha inundado Bogotá de lo que sabe hacer y decir, es decir, basura, ha logrado que las autoridades Distritales le retiren un par de veces su ostentosa y traquetoide propaganda política. El señor Barreras, que pasó de troskista en su época juvenil a lagarto de la U en su adultez, es también un ejemplo de cómo en la U se recicla de todo. Eso se llama conciencia ecológica.