No quedan muchos mas!!!

No quedan muchos mas!!!

22/9/08

RAÍCES SIGLO XXI


Los lectores de este blog que se acerquen a la venerable edad de 40 años recordarán el hito que significó la novela escrita por Alex Haley, fotógrafo de Playboy, ganadora del premio Pulitzer y que fue llevada a la tele: Raíces. Más allá de servir de inspiración a los astutos comentaristas deportivos (Bernardo Redín, por entonces una joven promesa futbolera, fue bautizado “Kunta Kinte”, el nombre del iniciador de la saga) la serie contó la historia de una familia de negros desde la llegada del África hasta los albores del siglo XX. Una historia sobre el esclavismo, que en Colombia se supone abolido desde los tiempos de la República Liberal gracias a José Hilario López, por allá a mediados del siglo XIX.
Pero como ya lo hemos dicho en este blog, la historia se repite en forma de macabra comedia en nuestra idílica nación. Ahora los corteros de caña de los industriosos ingenios azucareros, uno de los pocos sectores agrícolas del país subsidiado por el estado, beneficiario de la muy dudosa adopción del alcohol carburante como aditivo de la gasolina, han denunciado las leoninas condiciones de trabajo a las que los tienen sometidos. Hace años desapareció el vínculo laboral entre corteros e ingenios, dejando a los primeros como trabajadores a destajo, sin ningún tipo de protección social o seguridad laboral, ese par de entelequias que empezó a desmontar el ex presidente Gaviria y que ha desaparecido del todo Su Eminente Inteligencia Superior, tras sucesivas reformas laborales.
Ya suponemos a los dueños de Hollywood alistando cámaras y haciendo casting para filmar la continuación de la saga, aunque lo más seguro es que esperen a la caída del régimen cubano para filmar allá, no sea que por acá vuelvan y les secuestren unos cuantos inofensivos ingenieros.

11/9/08

LAS TROMPETAS DEL VALLE


Rayado el ojo como lo tenemos los redactores de este honesto blog, nos pareció ver las señales del anunciado fin en nuestro valle de Josafat. Sin embargo, nuevamente respiramos de alivio al ver que estábamos equivocados.
En efecto, las siete trompetas y el tropel de músicos no anunciaban el esperado juicio final si no la 8ª versión de AJAZZGO. Acostumbrados a reseñar las perspicaces y honestas actuaciones de nuestros gobernantes, no queremos dejar pasar esto por alto este evento: un respirito en medio del estiércol que nos rodea. O, parafraseando al gran Vargas Vila, una flor en el fango.

SE LE HACE EL ESTUCHE


Es conocida la afirmación que dice que en Colombia no inventamos nada, pero a todo le hacemos su forro: al computador de mesa, al portátil, a la taza del inodoro, al celular, al tablero del carro. Si es en lana de colores, más pispo aún queda el artilugio preservador.

Lo que no se dice es que esa tradición protectora viene de mucho tiempo atrás, tal vez desde los comienzos de la República, cuando los responsables de guerritas civiles y desangres provincianos terminaban capitulando para después cenar sendos platos de lentejas. Seguro se inspiraron en los reyes medioevales europeos que cagaban bajo las alfombras. Ya en el siglo XX el Frente Nacional pretendió proteger las sagradas instituciones democráticas echándole la tierra del olvido y el menosprecio a la muerte de más de 50 mil campesinos que se desangraron en nombre de un par de trapos, el uno rojo y el otro azul. Algunos memoriosos recordarán que por esa época nacieron las FARC y el ELN.

Pues bien, esa sagrada tradición ha tenido continuadores eminentes, de los cuales el más nombrado por estos días es el general (r) Rito Alejo del Río, llamado por su Altísima Eminencia y otros personajes de su calaña “el pacificador de Urabá”. Según los testimonios de jefes paramilitares desmovilizados el chafarote tenía una fuerte obsesión por la limpieza y el orden. A tal punto que a todo lo que le oliera a zurdo lo desbarataba, desmembraba y empacaba en fosas comunes. Les hacía el estuche. Santiagodesecho clama por la cruz de Boyacá para tan eminente continuador de las tradiciones culturales de la Patria.

PS. Quedamos a la espera del banquete de desagravio a cargo del Magnánimo y sus secuaces, encabezados por Fernando Londoño Hoyos, llamado por Ramiro Bejarano “Héroe de Invercolsa”